Abrahán era muy amigo de Dios, le rezaba y confiaba en Él. Pero Abrahán y su mujer Sara estaban tristes porque no podían tener hijos. Un día, Dios habló con Abrahán, se le apareció por medio de tres ángeles. Abrahán se arrodilló y los invitó a comer. Uno de los ángeles le anunció que Sara tendría un hijo.
Además, Dios le pidió
que abandonara su país y marchara a la tierra que le prometía. Abrahán confió
en Dios y marchó junto con su tribu a la Tierra Prometida por Dios. Dios
cumplió su promesa, y Sara tuvo un hijo, al que llamaron Isaac.
Con el tiempo, Abrahán y sus descendientes formaron el
pueblo de Dios. Dios siempre acompañó, protegió y cuidó a su pueblo. También le
propuso un camino para ser feliz y encontrarse con Él.
Religión Católica 2º
Primaria. Aprender es crecer en conexión. Anaya
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