LA HUMILDAD
La humildad es un valor
fundamental en la vida, pues permite situarte en la justa medida y buscar la
verdad de tus actos.
La humildad se debe expresar en
nuestras acciones: no presumir de que se sabe o se tiene todo, vestir con
sencillez, colaborar en las tareas, no ser orgullosos, hablar y dar la palabra,
ayudar…La máxima muestra de humildad es pedir ayuda a los otros.
Ser humilde es comprender que
nadie es más importante que nadie, independientemente de lo que se tenga o de
lo que se sea en la vida.
Las personas humildes se conocen
a sí mismas, conocen sus virtudes y limitaciones y actúan en consecuencia;
aceptan cómo son e intentan mejorar cada
día, pero también aceptan a los demás, los escuchan y se muestran dispuestos a
aprender de ellos.
Cuanto más humilde es una
persona, más amor, admiración y confianza inspira. Las personas humildes hacen
que los demás se sientan bien a su lado porque valoran y disfrutan en plenitud
del regalo de la vida.
LA HUMILDAD ENGRANDECE A QUIEN LA PRACTICA
1. Escribe
en tu cuaderno cómo expresas tu humildad. ¿qué cambios te propondrías en tu
vida diaria para mejorar?
2. Elegid
fotos de revistas de tres personas que representen trabajos y vidas sencillas y
humildes y otras tres que representen
personas orgullosas y poderosas. Pegadlas en dos grupos en un mural,
encabezados por las palabras humildad y orgullo. Comentad cómo les afectan a
ellos y a los demás su elección de vida.
3. Escribe
en tu cuaderno una de tus virtudes y uno de tus defectos. Explica cómo crees
que tu virtud puede ayudar a otros y cómo puedes corregir tu defecto.
Fuente: Libro: De tu mano, Jesús.
Religión Católica, 3º de Educación Primaria. Editorial Bruño. Página 61
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