María fue a visitar a Isabel, que vivía lejos, en una ciudad de Judá, con su esposo Zacarías. Nada más llegar María, saludó a su prima con un gran abrazo. Isabel, con gran sorpresa, sintió como el bebé que llevaba dentro daba un salto de alegría y así se lo dijo a María. Las dos sonrieron porque pensaron que sus bebés ya se alegraban de encontrarse incluso antes de haber nacido.
Unos meses después nació el hijo de Isabel y Zacarías, y le pusieron de nombre Juan. Todos los que conocían a la familia se quedaron maravillados de que, siendo los padres tan ancianos, hubieran tenido un hijo. Zacarías, que era sacerdote y muy respetado en su aldea, explicó que su hijo, Juan, había venido al mundo por designio de Dios y para ayudar al Mesías, que también nacería pronto.
Fuente: Historias maravillosas de la Biblia. Editorial Everest.
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