Padre nuestro que estás en el cielo, santificado sea tu Nombre; venga a nosotros tu reino; hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo. Danos hoy nuestro pan de cada día; perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden; No nos dejes caer en tentación, y líbranos del mal. Amen.
Entonces el filisteo se puso en marcha para acercarse a David; este, por su parte, salió corriendo velozmente a su encuentro,49 echó
mano a su zurrón, sacó una piedra, la lanzó con la honda y le pegó en
la frente al filisteo. La piedra se le clavó en la frente y cayó de
bruces al suelo.50 Y así, con la honda y la piedra, David venció al filisteo.