Job era un hombre justo y paciente. Todos los días daba
gracias a Dios por su familia y por la vida tan feliz que llevaba. Job era
padre de siete hijos y tres hijas. Tenía muchas tierras y ganados, y un gran
número de criados.
Pero un día comenzaron a ocurrirle desgracias. Primero, le robaron
su ganado y mataron a los criados que lo cuidaban. Después, todos sus hijos
murieron cuando un fuerte viento derrumbó la casa donde se encontraban.
Pasado el tiempo, Job enfermó gravemente. A pesar de sufrir
tantas desgracias, y de no entender por qué Dios permitía que le ocurrieran,
Job siguió confiando en Él. Pero su mujer no le comprendía, y se lo reprochaba.
Tres amigos de Job, que vivían en otros países, se enteraron
de sus desgracias y fueron a visitarlo. Durante siete días, lo consolaron y le
hablaron del amor de Dios. Y Job siguió confiando en Dios.
Un día, Job sintió el gran amor que Dios le tenía, y
recuperó las ganas de vivir. Con el tiempo, tuvo otros siete hijos y tres
hijas, y duplicó sus riquezas. Vivió feliz muchos años por haber encontrado el
sentido último de su vida en la fe de Dios.
Religión Católica 5º
de primaria. Páginas 40 y 41. Aprender es crecer. Anaya.
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