Lucas 5, 4-7
Un día estaba Jesús a orillas del lago de Genesaret,y la gente lo apretujaba para escuchar el mensaje de Dios. Entonces vio dos barcas que los pescadores habían dejado en la playa mientras lavaban las redes. Subió
a una de las barcas, que pertenecía a Simón, y le pidió que la alejara
un poco de la orilla. Luego se sentó, y enseñaba a la gente desde la
barca.
Cuando acabó de hablar, le dijo a Simón:
—Lleva la barca hacia aguas más profundas, y echen allí las redes para pescar.
—Maestro,
hemos estado trabajando duro toda la noche y no hemos pescado nada —le
contestó Simón—. Pero como tú me lo mandas, echaré las redes.
Así lo hicieron, y recogieron una cantidad tan grande de peces que las redes se les rompían. Entonces
llamaron por señas a sus compañeros de la otra barca para que los
ayudaran. Ellos se acercaron y llenaron tanto las dos barcas que
comenzaron a hundirse.
Al ver esto, Simón Pedro sorprendido cayó de rodillas delante de Jesús.
Jesús le dijo a Simón: —No temas; desde ahora serás pescador de hombres.
Así que llevaron las barcas a tierra y, dejándolo todo, siguieron a Jesús.
Imágenes: Editorial Everest.
No hay comentarios:
Publicar un comentario