Marcos 5
Jesús
regresó en la barca al otro lado del lago, y se reunió alrededor de él
una gran multitud, por lo que él se quedó en la orilla. Llegó entonces uno de los jefes de la sinagoga, llamado Jairo. Al ver a Jesús, se arrojó a sus pies, suplicándole con insistencia:
—Mi hijita se está muriendo. Ven y pon tus manos sobre ella para que sane y viva.
Jesús se fue con él, y lo seguía una gran multitud.
Llegaron unos hombres de la casa de Jairo, jefe de la sinagoga, para decirle:
—Tu hija ha muerto. ¿Para qué sigues molestando al Maestro?
Sin hacer caso de la noticia, Jesús le dijo al jefe de la sinagoga:
—No tengas miedo; cree nada más.
Cuando llegaron a la casa del jefe de la sinagoga, Jesús notó el alboroto, y que la gente lloraba y daba grandes gritos. Entró y les dijo:
—¿Por qué tanto alboroto y llanto? La niña no está muerta sino dormida.
Entonces
empezaron a burlarse de él, pero él los sacó a todos, tomó consigo al
padre y a la madre de la niña y a los discípulos que estaban con él, y
entró adonde estaba la niña. 41 La tomó de la mano y le dijo:
—Talita cum(que significa: Niña, a ti te digo, ¡levántate!).
La niña, que tenía doce años, se levantó en seguida y comenzó a andar. Ante este hecho todos se llenaron de asombro. Jesús, les mandó que dieran de comer a la niña.
Imágenes: Editorial Everest.
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